Reseña
El arte es un elemento esencial para la preservación y el desarrollo de las identidades. Su potencia reside en la posibilidad de representar el mundo: el actual, el pretérito, el anhelado, el temido o el desconocido. En él caben muchos mundos, todos los mundos.
La capacidad de expresar y representar ubica al arte como un proceso central en el desarrollo individual y social, toda vez que permite la creación y la expresión del pensamiento, lo cual se constituye en una necesidad humana esencial. Expresar lo que pensamos y sentimos a través del arte abre un diálogo con los “otros” y es allí, en ese correlato, donde existe un campo fecundo para el reconocimiento y la solidaridad.
La pintura hace parte del campo artístico y, por ende, pertenece a un gran dispositivo cultural para la manifestación de emociones y pensamientos. Desde el arte rupestre, una de las primeras formas de comunicación humana, la pintura ha servido como medio de expresión. Dedicarle un espacio exclusivo a quienes pintan, tal y como lo hace el Salón Internacional Solo Pintura, se constituye en un ejercicio de recuperación de esas identidades que se han ahogado en el bullicio mediático, la desidia oficial y la apatía programada.
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