Saludo de la Decana de la Facultad de Artes y Humanidades en Día del Orgullo LGBTI en la Universidad de Caldas
Manizales, 24 de junio de 2019
Me emociona mucho hacer parte de la celebración del Día del Orgullo LGBTI y compartir con ustedes un espacio de reflexión en torno a los retos que tenemos como sociedad para que el camino hacia la equidad se despeje y se torne visible, posible y necesario. Me enorgullece también que esta celebración se esté dando en escenarios educativos como la Universidad de Caldas, institución que, debido a su carácter público, promueve incesantemente el ejercicio de la democracia, la pluralidad y la diversidad.
Hoy, conectados con las celebraciones que se dan alrededor del mundo en la última semana de junio, es deber nuestro reconocer lo mucho que se ha avanzado en el reconocimiento de la comunidad LGBTI, al tiempo que debemos alertar sobre los riesgos que se ciernen sobre aquellos que han exigido algo elemental en una sociedad: ser reconocidos y tener los mismos derechos y responsabilidades que los demás miembros.
No han pasado muchos años desde la época en la cual era prohibido que las parejas del mismo sexo pudieran expresarse cariño públicamente, en las que alguien que se reconociera abiertamente gay no podía ejercer la profesión docente o en las que la garantía de la pensión de sobreviviente estaba destinada exclusivamente a las parejas heterosexuales. Afortunadamente ha sido mucho lo que se ha avanzado en términos de derechos y garantías, a pesar de que aspectos como el matrimonio y la adopción plena siguen siendo una deuda pendiente.
Es preocupante también que la violencia sistémica que sigue azotando a Colombia, se ensañe con personas de la comunidad LGBTI. Entre 2013 y 2018 se registraron 465 homicidios de personas LGBTI, de los cuales 148 fueron asesinatos motivados por prejuicios hacia la orientación sexual o la identidad de género de las víctimas. Tenemos que construir una sociedad en la que el gusto o preferencia del otro no sean una razón para arrebatarle el más elemental de todos los derechos: el de la vida.
Inicié señalando que el hecho de que esta celebración se desarrolle en una institución pública es sinónimo de democracia, y quiero hacer énfasis en ello. La equidad parte del reconocimiento del otro, de considerar que parte de la riqueza humana y social tiene que ver con la diferencia y con esas particularidades que nos hacen únicos pero que, a su vez, al dialogar con los otros, encuentran un correlato que propicia respeto y solidaridad.
Y el diálogo sobre la diversidad debe partir del reconocimiento de la democracia, entendida no como un asunto de simples mayorías, sino como el resultado de un diálogo permanente, mediante el cual determinamos qué es lo mejor para la sociedad en su conjunto. Si bien la democracia se basa en la soberanía popular, también se sustenta en la prohibición de la discriminación y en el respeto igualitario de los derechos de todos.
Por eso es importante recalcar, en medio de los intentos absolutistas de algunos o los golpes políticos de opinión de otros, que quienes gobiernan tienen derecho a tomar decisiones trascendentales para el país, pero siempre y cuando lo hagan en beneficio de todos. Si las mayorías usan el poder para favorecerse y discriminar a sectores como la comunidad LGBTI, debemos hablar entonces de una democracia distorsionada, corrupta y vaciada de contenido.
Finalmente, espero que esta jornada, en la que dialogarán sobre emociones, subjetividades, el papel del Estado en la garantía de derechos, los efectos de la discriminación asociada a la diversidad sexual y otros temas de relevancia, sea muy fructífera. Espero que nos contagiemos de mensajes esperanzadores y de las ganas de sentirnos plenos y felices con quienes somos. Como decía Harvey Milk, un referente en la lucha política y en la incorporación de la comunidad LGBTI en los asuntos públicos:
Salgan del armario ante sus compañeros. Salgan del armario ante sus amigos, si es que son sus amigos. Salgan del armario ante su vecindario, ante sus compañeros de trabajo. Rompan los mitos. Destruyan las mentiras y las distorsiones. Por su propio bien y por el de los otros.
Los invito a que nunca escondan ni minimicen su identidad porque estoy segura, y la historia así lo ha demostrado, que los derechos nunca serán ganados desde el closet.
Hagamos que la equidad sea imparable.
Muchas gracias.
CLAUDIA JURADO GRISALES
DECANA
FACULTAD DE ARTES Y HUMANIDADES
UNIVERSIDAD DE CALDAS